jueves, 2 de febrero de 2012

[Rescatando entradas] Fútbol en España: Mi relación odio-amor-odio

(Nota: Esta entrada se escribió el 9 de Julio de 2010, después de un partido que enfrentó a España y Alemania en el mundial. La publiqué en Born under a bad moon. La rescato porque plasma muy bien lo que opino del fútbol en España. La he editado ligeramente, añadiéndole un párrafo más).

Nunca he sido un gran forofo del fútbol. De pequeño lo jugaba de vez en cuando en el cole y no me lo pasaba mal, pero jamás he sido una persona que aguantara un partido entero de fútbol sentado delante de la tele. 

Nunca he tenido conocimiento alguno de los equipos, de las competiciones, de quién está jugando en qué equipo, etc. A veces en el restaurante alguien me pregunta “¿Qué haremos hoy, ganar o perder?” Y yo respondo “Supongo que ganar” porque trabajo de cara al público y tengo que contestar eso, pero por dentro pienso “Ah, ¿hoy hay fútbol? ¿Quién juega?”.

Como deporte no me desagrada, y no sé qué razones tenía de pequeño para que no me gustara el fútbol, pero sí sé cual es el principal motivo ahora que soy mayor para no seguirlo ni ver los partidos en general: la gente es gilipollas.

La incapacidad de la gente de desvincular el fútbol de otras cosas (como la política, o los fanatismos hacia un club en concreto, o el odio desmesurado hacia otros) es lo que hace que me dé rabia el fútbol. Es la importancia vital que adquiere en la sociedad lo que hace que me dé un poco de asco.

He visto gente pelearse por una discusión sobre fútbol, he visto gente insultar a otra por ser de otro equipo, he visto vinculaciones políticas con el fútbol sin ningún tipo de sentido, he escuchado muchas conversaciones de gente que “sabía” lo que los entrenadores de fútbol deben hacer para ganar tal o cual partido, como si ellos fuesen verdaderos expertos y supieran más que el señor que está sentado en el banquillo.

He visto ejemplos realmente patéticos como un padre riñendo a su hijo de 6 años porque el niño dijo que de mayor “se haría un tatuaje, como Cristiano Ronaldo”. ¿Sabéis qué le dijo el padre? No fue algo como “Mientras vivas en mi casa no te harás un tatuaje” ni nada por el estilo. Le dijo, literalmente: “A ese hijoputa ni lo nombres, ¿me has entendido?”.

El miércoles vi el partido de España contra Alemania, sentado en mi casa, tranquilamente. Tengo una opción en mi tele con la que puedo estar viendo un canal y tener en una esquinita de la pantalla otro canal en una pantallita más pequeña, así que el principio del partido lo vi mientras jugaba tranquilamente al WoW.

El miércoles vi buen fútbol en mi casa. Sufrí cada vez que alemania hacía uno de sus contraataques, me levanté y aplaudí con el gol de España, me reí con mi padre porque justo 5 segundos antes un comentarista había dicho “¿Meteremos algun gol de corner alguna vez? Yo creo que no”. Pues toma gol, por hablar.

Y ¿sabéis qué fue lo mejor? En mi casa no somos futboleros. Nunca lo hemos sido. Vi un buen partido de fútbol, me lo pasé bien, y no tuve que escuchar comentarios como “Mira, el Barça gana a Alemania 1-0″ o “Joder, ya podría marcar un gol alguno del Madrid” ni tonterías de esas. Yo no sé ni qué jugadores son del Madrid ni cuales son del Barça, así que imaginad.

Disfruté de un partido, punto.

No me malinterpretéis. Está muy bien ser seguidor de un equipo de fútbol y entiendo que puedas sentirte triste, alegre o enfadado con un partido. Entiendo la euforia que nos invade cuando nuestro equipo favorito gana un partido importante o algún campeonato. Pero hay niveles y niveles. El fútbol es sólo un deporte. Existe para entretener (y mover muchísimo dinero pero no quiero entrar en ese tema) y hay gente que nunca conseguirá entretenerse.

No sé cómo lo hacen esos amargados fanáticos para ver los partidos y pasárselo bien. Yo sólo les veo quejándose todo el día. Insultando al contrario, odiando a sus clubes archienemigos… De verdad, no entiendo cómo pueden disfrutar del fútbol si siempre tienen la vista y la boca fijadas fuera del campo, distrayéndose con otras tonterías. No sé cómo son capaces de ver nada con tantas vendas en los ojos.

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